Es la primera hora del martes, pero aun falta para ver salir el sol, con las nubes cubriendo mis estrellas y negandome mi amada lluvia, me acompañan una buena novela y mi botella de sidra, evocando el pasado en un botella, recordando quienes era, quien soy, quien quiero ser, no recordando, cada sorbo es un placer, luego para analizar los pasos que hoy voy a tomar, otro trago me tengo que dar. Sin mas ni mas ya veo con tristeza como se acerca el final de mi botella, no pense que una bebida como aquella, me hiciera pensar en ella, pero me digo que no voy a llorar aunque quisiera pues guardada tengo aun otra en la nevera.
Sidra sin alcohol, eso dicen en la tienda, pero los efectos de esta botella superan al vodka, tequila o ginebra, aunque sea solo en mi consciencia, esto en verdad es un placer, casi aunque nunca como una mujer.
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